
PUEBLO LENIENTE, PERMISIVO E INCONSISTENTE
En un circulo vicioso y viciado de contraproducentes concesiones, se llevó a cabo negociación para supuesta paz en Colombia. Viciado de injusticias como prebendas que comenzaron con la utilización de un país comunista como anfitrión que sirvió de vínculo para el subterfugio consignado en los acuerdos firmados de todas maneras en La Habana, Cuba en donde supuestamente se dio comienzo al proceso de inserción con estas prebendas: Impunidad, beneficios nunca antes otorgados a trabajadores de toda la vida, jornaleros con salarios mínimos que vieron como de un plumazo pasaron a ser superados en el beneficio económico por mercenarios cuyas gestiones laborales consistían en cultivar coca, asesinar, masacrar, colocar bombas contra inocentes, extorsionar, robar, usufructuar bienes ajenos, desplazar de sus viviendas a campesinos, violar niños, y ser sicarios al servicio de narcotraficantes particulares, con indulgencias en formas de indultos carcelarios a genocidas con más pecados, delitos más punitivos y de lesa humanidad que cometidos por otros reclusos que purgan condenas en las cárceles sin estas consideraciones por sus delitos de menor rango penal. Borrón y cuenta nueva. Un teatro lamentable de acuerdos inconsultos fue llevado a cabo, en el que no tuvo participación el pueblo colombiano por conveniencias y con prebendas en favor de los mercenarios, por leniencias y permisividades tras resultados cuestionables en los procesos y tras desconocimiento de la única vez en que se pretendió atosigar de todo lo acordado al pueblo en elecciones plebiscitarias en las que de todas maneras fueron desconocidos los resultados ilegal, voluntaria y maliciosamente. Hoy, los candidatos de las inconsistencias, de las voluntades nefastas, de las conveniencias, de las irracionalidades pugnan por minimizar las culpas de los que dando seguimientos a sus ilegalidades de siempre, se dedican al narcotráfico tras violaciones de Ley, y actuando al margen de esta después de haber firmado los acuerdos de marras con leniencias imprudentes y retóricas asquerosamente permisivas, en defensa de estos mercenarios, delincuentes, forajidos, y criminales miembros de las FARC. Me refiero obviamente a candidatos a puesto electivo de la presidencia del país y a otros individuos consultados que causan náuseas si permitimos a nuestros oídos escuchar sus estupideces a través de los medios de comunicaciones. Pero si lamentable es todo esto, más lamentable es, que con la realidad existencial colombiana co-existe la inercia idiosincrática, la estupidez y la falta de racionalidad amén que el despropósito como vehículo para ser indolentes respecto a tomar conciencia y depurar decisiones y conciencias. No son todos los que están ni están todos los que son, pero basta echar una mirada a los resultados del anterior proceso plebiscitario, para darnos cuenta del desinterés en la pro-actividad, de cara a una consulta en la que ganó un NO A LOS ACUERDOS, que en primera instancia debió ser abrumador y sin abstenciones. En segunda instancia debió ser defendido a capa y espada por cada colombiano convencido de que el proceso llevado a cabo para los acuerdos entre gobierno y las FARC fue viciado y debió ser reclamado en cada detalle y defendido, tras el engaño gubernamental y el desconocimiento de los resultados plebiscitarios. Hoy, los que desde entonces dizque se acogieron al respeto por la Ley, tratan de desvincularse de ella porque incursos en desacato se hallan entre la espada y la pared al dedicarse mientras tanto a cometer delitos en las modalidades del narcotráfico so color de sus creencias en la impunidad. Hoy abocados a las acusaciones recurren a nuevos subterfugios y a las amenazas de retomar las armas en los campos de las ilegalidades como mercenarios de siempre, como sicarios, terroristas, genocidas y criminales de lesa humanidad. Hoy, desconociendo el pacto firmado en el país comunista, pretenden volver y destapar las caletas que nunca entregaron, a re-minar con quiebra patas los campos, cultivar la coca, a robar y desplazar campesinos, asesinar inocentes, violar niños tras retóricas imprudentes sobre vigencias y efectividades de los acuerdos firmados. Esto es una muestra fehaciente de que nunca tuvieron la intención de adoptar la Constitucionalidad y acogerse a la Ley como todo ciudadano decente en este país colombiano. Muestra de que tras el engaño seguirían delinquiendo como forajidos al servicio de sus propias diabólicas y mezquinas malas voluntades. Todo ello en detrimento de la paz que nunca realmente desearon porque son anarquistas y malhechores desde sus espíritus y por inherencias genéticas e idiosincráticas. Son malos desde el vientre de sus madres y nunca debieron nacer como ciudadanos de este gran país: Colombia.