
EL LLANTO DE UNA MADRE
La madre está postrada en la cama de un hospital, en extremo delgada, habla en balbuceos y dice cosas que nadie entiende, su mente divaga y en ocasiones se conectan sus neuronas. La van a operar pero sus defensas están muy bajas, la hemoglobina es poca. Los médicos ofrecen una alternativa: Transfusión de sangre. Para ello se requiere las firmas de un acuerdo entre los hijos, cinco en total. Todos arremolinados junto a ella la observan con desenfado y muchas elucubraciones. Alguno con lánguida mirada y alguna idea preocupante ocupado su rostro con un rictus de tal vez simulada inquietud.
-Dicen que tiene casa propia -murmuraba de lejos un amigo de álguien en la familia, a otra persona que estaba en el lugar.
- Sí, seguro que tiene casa propia- y a renglón seguido...¿ no ve usted cómo todos la quieren y son solícitos con ella?. Ahí está el detalle. Todos parecen compungidos y más de alguno eleva una petición al cielo, pero solo Dios sabe lo que llevan en sus sentimientos y deseos del alma. A veces, amigo mío, las cosas parecen, pero no son.
- ¿Qué sabe usted?. Suenan irónicas sus palabras, como si no creyera que verdaderamente sufren y están compungidos.
-Verá... amigo mío: Una noticia endulzante o agradable nunca es pasada por la radio, pero una mala acción, una mala obra, mala actitud y peor una mala voluntad llega a oidos del vecino más lejano y no hay distancia que lo impida.
-Perdone Señor... no entiendo, ¿Qué insinúa, infiere o asegura?.
-No insinúo nada. Me consta que de ese grupo de hermanos y hermanas que usted ve allí supuestamente compungido, reclamando un amor que no profesaron antes, tan solo uno de ellos es dueño de su dolor.
- ¿ Me va usted a decir que cuatro de esos cinco no sienten algo por la condición de su madre y que por lo tanto no están padeciendo las angustias que reflejan?. Me consta que todos son hijos.
-Como si nunca lo hubieran sido. ¿Ve Usted a aquella que hace brotar lágrimas de sus ojos, la que parece más angustiada?. Fue producto del último embarazo, pero nunca ha sido hija del corazón. Es una arpía que apuró este desenlace y quién sabe si alguna secuela adicional de ello.
-¡Dios, pero...qué dice Usted! ... ¿no es algo irrespetuoso con sus palabras?
-¡No!, en honor a la verdad no lo soy. Conozco esta historia como si la hubiese vivido y Dios sabe que no miento.
-Entonces... ¿porqué está Usted aquí...porqué vino?
-Estoy aquí por curiosidad, porque me interesa ver hasta dónde llega la hipocresía, cuánto tiempo durará el teatro histriónico de malos hijos y peores hermanos.
-Pero...¿ no dijo Usted que de entre los cinco solo uno es distinto a los demás... a cuál de ellos se refiere?.
-Escuche Usted con atención: La muy compungida de al parecer, la que aparenta estar muy dolida hasta hace poco ahogaba a su madre tapando su nariz, so color de hacerla abrir la boca para meter bocado a regañdientes y con violencia en la boca de su madre. Hasta hace poco, y en presencia de extraños en el hispital ha sido cuestionada por golpear a su madre en la cabeza. Y, durante algún tiempo la tuvo con ella, porque su egolatría la ha llevado a pensar y creer que es única heredera. La tuvo porque creía que era fácil atender a una persona enferma con el mal de alzheimer y delirios de persecución con síndrome de pánico. La tuvo, porque hizo todo esfuerzo por mudarse a la casa propiedad de su madre. La Señora madre de esta arpía que se proclama cristiana y servidora de Jehová, es testigo de Jehová. Estaba siendo bien atendida, excelentemente bien atendida en un Hospicio pagado con dineros de la renta de su casa alquilada por la que señalo del grupo como hija verdadera y única del corazón, que se dedicó muy esforzadamente a cuidarla, atender sus necesidades entre ellas llevarla a todas las citas médicas, gestionar las pastillas y todo lo que tenía que ver con sus necesidades físicas y en parte espirituales. Asistida económicamente por quien desde su distancia en el extranjero y con apenas un compromiso de novios con ella, asumió primero un gasto compartido y luego, ya casados, todo tipo de gastos y gestiones en pro de la salud de la madre, siendo ya su suegra. El esposo, al ver tanto sacrificio y esfuerzo de esta hija verdadera le había pedido desde antes, tomara clases de conducción, porque le compraría un auto para que se transportara y transportara a su madre a todas las citas médicas. Eventualmente, antes de las bodas se llevó a cabo la adquisición del vehículo y él mismo asumió la conducción y ayudarla en toda gestión y compromiso económico para con la madre de ella. Testigo de todo ello es la propietaria del hospicio, que pudo conocer que hasta a paseos cercanos de a pie, a pesar de falencias en una pierna de la hija y eventualmente en el vehículo llevaron esta excelente hija y madre, mal servida y pagada a la vez por su propia hija, digo esto de soslayo. (continúa en parte II)