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 SUTILEZAS

Al        : Sr. Joseph Deiss.

             Presidente de La Organización de Naciones Unidas

Att.     : Embajadores, Cancilleres y Delegados en

              Organismos Internacionales OEA, OTAN, MERCOSUR,

               CARICOM, CELAC, UNASUR, UE .

De        : Ciudadano preocupado por Venezuela

Re        : Visita Canciller de Venezuela a La ONU.

Fecha  : Julio 20 2017

 

 

Excmo. Sr. Joseph Deiss:

 

La primera magistratura de un Estado de Derechos debe ser ocupada bajo premisa de respeto por los Derechos Civiles y Humanos del pueblo. Ello, en virtud de la contemplación y cumplimientos de todo elemento pre-dispuesto y constitutivo del propio Estado Político de Derechos, como regidor normativo de la conducta de sus ciudadanos, y como inductor al trabajo honroso y digno, para estimular el crecimiento y desarrollo de la economía en aras del progreso. El Poder Ejecutivo de un país en la figura de quien preside debe resultar entonces, ejemplo de calidad moral, de cordura, de buenos haberes cognitivos, afable, mesurado y una persona equilibrada. En fin, una persona que sepa colocar en justas perspectivas toda circunstancia en la que se encuentre abocado a enfrentar de todas maneras. El ejecutivo debe saber sentar las pautas en la dirección de su gobierno y traer a consideración los candidatos a puestos de gabinete, de tal suerte que la ciudadanía,  a través de sus representantes pueda recoger los datos justipreciadores para aprobar sus designaciones. Si el Ejecutivo es un desajustado conceptual, como ocurre en La República Bolivariana de Venezuela, la calidad del efecto gubernamental estará sujeta a esas causas detrimentales. El Señor Nicolás Maduro Moros es tipificación exacta de un delincuente, criminal de lesa humanidad, de un violador de Los Derechos Civiles y Humanos, de un genocida y prostituidor de todos Los Estamentos Gubernamentales incluyendo por supuesto al Tribunal de Justicia de la más alta Instancia del país bolivariano. A tan alto grado es detrimental la presencia de este Señor en el gobierno de Venezuela, que este país ha sido trocado de Estado de Derechos Democrático, en una Anarquía, en un desorden Institucional.

Una figura sumamente importante en las relaciones Internacionales de cara a particularidades, es la de un Ministro de Relaciones Exteriores. Esta persona debe estar muy consciente de su delicada encomienda, de lo que significa tener tacto  y habilidad diplomática. El tacto consiste en saber hasta dónde llegar… demasiado lejos, y la habilidad es competencia para realizar algo. De manera que un Ministro de Relaciones Exteriores debe saber medir sus acciones aún en situaciones difíciles. Nunca será apropiado despachar innuendos contra otros funcionarios de gobierno propio o extranjero, ni siquiera haciendo emulaciones del Ejecutivo. No ha sido propiedad inherente al Canciller venezolano la decencia, la honorabilidad, la circunspección, la dignidad y la honra. No es menos cierto, que el Sr. Moncada es persona non grata  en su propio país para el 90% de los venezolanos. No solamente es prudente asumir que su presencia en La ONU, su negativa a ofrecer informaciones a la prensa Internacional, sea porque llevó agendas escondidas y propósitos malsanos porque sus modelos de gestiones van encauzados en las demagogias sustentadas con subterfugios, con trastoques  y tergiversaciones a la verdad de los que su gobierno ha provocado en Venezuela. La honorabilidad, la honra y la circunspección, no son baluartes en el espíritu del Sr. Moncada. Ha tomado como naturaleza de su oficio el mentir descaradamente, falsear, tratar de engañar como si el mundo no estuviera amparado en el conocimiento de las desgracias que trastocan a diario las condiciones físicas y espirituales de los ciudadanos venezolanos. Ciudadanos masacrados, asesinados, violados excecrablemente, abusados, encarcelados ilegalmente, sentenciados por Tribunales militares, secuestrados, robados por todo el aparato oficialista, incluyendo a paramilitares como civiles armados y pagados por el gobierno. Venezuela es un caos social, política y económicamente. La gente muere de hambre y ya tienen que acudir a los basureros en busca de algo con que sustentar a los hijos y familias. No hay insumos médicos para convalescientes, no hay servicios para los pueblos porque las depredaciones y carroñerías del oficialismo han dado cuenta de la economía total y de los Bienes Nacionales, de los Patrimonios del Pueblo venezolano. Esa es la reralidad venezolana y no la que pretende el Canciller Moncada, que montado en el interés incestuoso de su gobierno pretende ocultar la verdad que ya el mundo conoce. Intentando ocultar el cielo con una mano este individuo es completamente un emisario del diablo.

Por otro lado, la cordura del Ejecutivo debe haber sido puesta a disposición y análisis previo a elecciones. Salvo que por accidente político, rebelión exitosa o derrocamiento una persona que NO está preparada para asumir control gubernamental se halle inmersa en ello contrapuesto (de facto), el candidato debe mostrar que es una persona cuerda. Un individuo carente de cordura no es apto para dirigir los destinos de un país acertadamente. Es el caso del Señor Nicolás maduro Moros especialmente porque en sus locuras desconoce todos los Derechos Civiles y Humanos y es de hecho un genocida y criminal de lesa humanidad. Bajo una premisa en contrario, los desaciertos, las inconsistencias, las volubilidades, las contrariedades, las equivocaciones, el despotismo, la falta incluso hasta de disciplina, educación, cultura de buenos haberes conceptuales, serán desastrosos para su gobierno y toda relación con homólogos de otros países. El equilibrio es mesura, justicia, modo, centro. Todo esto es propio de la educación, de la disciplina y de los haberes conceptuales adquiridos en medios ambientales en los que medran la sanidad mental, en los que las aberraciones que desajustan se soslayan en aras de una idiosincrasia deseable y con ciertas excelencias dignas y honrosas. Se desprende de todo ello, que el Primer ejecutivo de un país, debe ser honroso y digno de representar a todo un pueblo. No serlo es un entredicho que trastoca incluso a todo el pueblo representado. Se es honorable en la práctica, no por titularidad automática o nombramiento y se demuestra con ello lo propio. Es impropio llamar honorable a quien no lo es. El Señor MONCADA   y el Señor Maduro… ¡NO SON HONORABLES!.

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