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 EL PRINCIPIO DE OLIVO
         TERCERA PARTE

En cuatro instancias se resume la teórica vida útil de todo individuo de la fauna terrestre  como reseñado anteriormente, y estoy utilizando aquí y ahora para tipificación de todos los tiempos y distancias al ser humano animal como parte de ella. Prácticamente todo suceso que acontece al ser humano, ocurre a las bestias respecto a las características  de los conceptos esbozados en el Principio de Olivo. Y como reseñado también, desde puntos de vista genéticos a diferencia de Peter Lawrence que socializa sus puntos de vista con respecto al hombre, como  profesional que escala posiciones seglares hasta llegar a una jerarquía  en la que resulta ser incompetente o mediocre. Para la instancia  que traigo, el ser humano animal comienza su ascenso por la gráfica de vida útil, sin género alguno  de conocimiento. Es cuerpo humano  poliforme pero con cierta simetría entre sus duplicidades orogénicas como las bestias irracionales de toda la fauna. Llegó para trasegar por el labrado de su propia historia, en cuatro patas como cualquier animal, luego con dos y poco antes de caer en tinieblas, ocaso de la tarde en su vida a duras penas utiliza  tres. Es metamorfosis entre mañana, mediodía, tarde y noche; mutando para dar cabida a esa condición. Llega cargado de necesidades vitales y tiene que valerse de todo lo que encontró al llegar para mantenerse oficiosamente satisfaciendo sus necesidades. Pero, no escapa de ser figura esencial para los enunciados del Principio de Olivo porque es materia aunque también llega a ser espíritu debido a co-dependencia intrínseca con lo intangible. Beneficiario de un privilegio radicado en una racionalidad que no poseen los otros animales. Poseedor también de habilidades comunicativas e ingenio que se desarrolla primero por medio de teorías y luego a través de las prácticas. Mal pudiera consignarle vida  útil como partícula animada y previa suspendida en el kosmos a todo individuo, es circunstancia improbable y negación de potestades superiores sobre todo lo creado,  que supedita el hecho a los dogmas que inducen a razonar sobre ello; lo teorizado tendría que ser amparado en datos sobre el Origen de las especies como postulado por Charles Darwin. No es posible porque no ha sido probado fuera de toda duda que el ser humano sea producto de una evolución, pese a que al ser materia y terminar un ciclo de vida útil, se transforma para trascender evolucionando. Es el caso, porque hay instancias muy razonables, que tienen que ver con evolución de todos los animales de la fauna terrestre, tras el suceso en el que dejan de existir como miembros de esta. Esto es, al morir y seguir siendo materia en forma de polvo orgánico de la tierra ocurren las transformaciones evolutivas. Si en algún momento el origen de las especies fuera probado como verdad científica según expuesta por Darwin, entonces implicaría que realmente hubo trascendencia (evolución) entre partículas animadas suspendidas en el espacio sideral  y un ser animado y sumergido en las aguas, que evolucionó mutando, hasta convertirse en anfibio y todo lo que sigue para la elaboración de la hipótesis, no ya como tal, sino como verdad. Implicaría que realmente el ser humano fue partícula, como lo será tras toda transición que tenga que ver con su naturaleza viva y con su naturaleza muerta eventual.  Viene dotado el ser humano animal, de un sistema oseo como esqueleto por medio del cual logra permanecer en pie, de lo contrario fuera una masa amorfa aplastada sobre el polvo de la tierra. Mientras asciende por la gráfica de su vida útil, sufre cambios morfológicos debido a crecimiento  y sin dudas deterioro: Ya niño mamón, párvulo, adulto, viejo, llega a ser memoria de los que luego durante corto relativo tiempo lo recuerdan. Dentro de sus necesidades vitales posee el deseo de ser eterno, pero se sabe que no es posible por causa de su principal característica: Es mortal, es materia y la naturaleza toda es parte en los postulados del Principio de Olivo. Es ególatra, y contra ello es parte de su lucha dogmática para mantener eterna su existencia a través de la fe y la esperanza. Tiene dentro de sí los medios de subsistencia para durante un tiempo cifrado en años. Años que dados a cruel le acortan la vida útil y eso hace precisa y regularmente.  Regularmente mal comienza y mal acaba porque comienza glotón, sigue pueril, beodo, concupiscente, prudente, religioso, cristiano y cadáver; luego no vale la pena ocuparse de ello...¿a quién le importa un hueso sin historia relevante que no sea paleontólogo o forense?.  Sin embargo, el hecho de ser mutante, que lo es, prolonga su existencia convertido en polvo  mezcla mineral y orgánico, esto último esencial para fertilizar la tierra. Pero de todas maneras en la transición cumple con los postulados anotados en  el Principio de mi autoría. Ello, porque como ser humano termina descompuesto para comenzar nuevo ciclo de vida útil  muy probablemente como alimento de la flora, como germinar de un árbol, como florecer del mismo y como fruto que nace, crece, madura y muere tal vez alimentando a miembros de la fauna. Y, cada vez que su naturaleza cambia es porque deja de ser su propia transitoria esencia, para convertirse en otra y cada otra nace para ser parte de otros ciclos como propuesto. En resumidas cuentas es tanta la disgregación que a menos que por naturaleza animal pase a formar parte de un óvulo fertilizado y regrese en un parto, esta vez convertido en animal podría escribirse sobre tal particularidad. Solo así podría seguir el proceso vital de la fauna con la esencia particularizada del ser humano o de cualquier animal. Y solo así habría renovación de ascenso en la gráfica de vida útil de este Principio validado con cada transición que haga la materia hasta que no aparezcan ni siquiera vestigios cósmicos del ser. Y ni aún convertido en polvo cósmico volverá a ser humano. Será tan infinito que un día, solo podrá ser buscado como un bosón de Higgs sin ser hallado, no importa cuantos choques de hadrones se lleven a cabo. Entonces será convertido en hipótesis, luego en algo increíble que pareciera que existió. Toda la materia en forma particular sobre la tierra termina en polvo sobre la misma y el polvo termina en partícula cósmica viajando por toda la inmensidad del Universo. Es razonable. Existen necesidades místicas creadas con utopías por personas que se amparan en anhelos y vehemencias espirituales, que tienen a bien teorizar sobre una inmortalidad que hace trascender necesariamente al ser humano como ser humano resucitado y convertido en embrión en nuevo vientre de una madre, tras el proceso de fertilización de un óvulo por medio de un espermatozoide. Implican en ello que la naturaleza del ser humano no muere y que místicamente trasciende. Pero esto es un dogma de fe in-sustentable que roza de cerca mis concepciones sobre este trascender de que escribo razonablemente. En otras palabras, escribo sobre tal trascendencia, pero con elementos que no están basados en dogma alguno, sino en hechos demostrables y defendibles por la ciencia como verdades probables. Por ejemplo: Ya hemos formulado que al morir, el ser humano o la bestia, ha cumplido con un ciclo de vida útil y su naturaleza se mantiene como materia orgánica que sirve para alimentar la flora y la fauna. Es una transición entre ser humano animal y materia orgánica alimentaria que comienza nuevo ciclo de vida útilitaria como savia vegetal o como esencia vitamínica y mineral dependiendo del  destino envuelto en ello. Luego convertido en fruto o carne animal sustentadora de vida para otros animales incluyendo al ser humano u otros  miembros de la flora. Así, de ciclo en ciclo, hasta ser tan particularizado que termina como harto postulado, siendo partícula sus pendida en el cosmo.

Pero como escrito antes: Mientras asciende como humano animal hacia la cúspide, hacia el cenit propuesto y razonable, tiene anhelos de subsistencia y medios para pocos años lograrla. Fue dotado de sistemas vitales:  Un sistema circulatorio que permite oxigenar y alimentar lo más ínfimo de su cuerpo atómico, celular y molecular. Y, mientras haya interacción molecular en su esencia, será energía. Dotado también de necesidad alimentaria y provisto de los medios para esa parte de la supervivencia con un sistema digestivo-procesal que absorbe  nutrientes tomados de la fauna y de la flora,  llevados a todo apéndice  pluricelular y plurinuclear a través de líquido vital que recorre cientos de kilómetros para cumplir con la encomienda de ayudar en el diligenciamiento de vivir siendo útil camino al tope de su vida. Posee un sistema respiratorio como medio del cual desahoga, inhalando aire oxigenado, exhalando aire viciado, transpirando y cuyos procesos son  producto de un soplo dogmático de vida. Esto, porque inhalando llena sus pulmones de oxígeno y purifica la sangre viciada, y tras ese recorrido vital mencionado  contaminarse recogiendo impurezas. Impurezas detenidas en los andenes pulmonares, lugar de diálisis natural para limpiar de impurezas la sangre y repetir el viaje con nuevos nutrientes oxigenados. Dotado de un sistema nervioso con sede centralizada en cuatro cerebros desde donde se imparten las órdenes para todos los procesos. Casas matrices del cuerpo con turnos indefinidos y donde las actividades nunca dejan de ser, salvo que haya llegado el grado cero en la escala descendente del principio de Olivo en donde colapsan todos los sistemas vitales. La casa matriz del cuerpo necesita ordenar interacciones y para ello cuenta  con las redes neuro-sensoras como medios de analizar las condiciones sectoriales  de las redes capilares en el sistema circulatorio. Depende también de otras redes troncales que tienen la encomienda de activar un sistema sobre el cual no he escrito nada y que es tan importante como cada otro, en virtud de toda interacción coyuntural o movimiento vial para que este cuerpo sea funcional. Me refiero al sistema muscular, que activado a través del sistema nervioso central y sus redes de activación neuromuscular, inducen al movimiento y a las acciones necesarias para que el cuerpo animal pueda llevar a cabo diligenciamientos. Este último vocablo sugiere que si se trata de vida útil, por algo se halla existiendo cada forma de materia. El ser humano llena los requisitos para esta condición y necesariamente su trasegar por la vida tiene utilidades, aunque parte de ellas tengan que ver con la destrucción del propio hábitat que le proporciona facilidades de supervivencia. 

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