Cuando se hace juramento de fidelidad y lealtad a la patria, a la preservación del Orden Democrático , se circunscribe en el juramento el hacer cumplir la Ley, salvaguardar las inherencias facultativas del Estado de Derechos en la figura de un poder Judicial. Implicando con  ello también, la preservación de todo Orden Institucional consignado en  los poderes del Estado. La Constitución del Estado de Derechos consigna además deberes Institucionales Normativos, legislados y decretados. Cuando se violan esos juramentos, se irrespeta a todo el Estado de Derechos y las prerrogativas ciudadanas de cara a infuncionalidad y se coloca en entredicho la honra de los prostituyentes. Todo el aparato gubernamental sufre el descrédito, especialmente por culpa de aquél que juró ser fiel cumplidor de la Ley circunscrita a la preservación de la Institucionalidad del Estado de Derechos. La ley es letra muerta, cuando no se aplican acciones encaminadas al saneamiento, cuando un funcionario pervierte sus facultades y las convierte en dolo. Y, peor aún, si por causa de confabulaciones y contubernios se hace caso omiso a lo punible tratando de emancipar del dolo o si por peculado, a responsables a través del subterfugio, el tecnicismo o la impunidad. Cuando sucede esto último, se ha violado toda la Institucionalidad y se ha otorgado licencia a la prostitución en toda Entidad interagencial gubernamental. Es como Instituir el dolo, el peculado en cada lugar del país. Es otorgar licencia a los que con una camisa de fuerza, mantenían el morbo criminal sujeto y en una detente morbosa subyacente en la idiosincrasia de los que advienen a las posiciones esperando el momento del quiebre, para el usufructo, la depredación y la carroñería. Cuando a Joaquín Balaguer le preguntaron el porqué no se tomaba acción contra los policías por causa del macuteo, este indicó con cinismo y descaro, que los policías devengaban poco salario. Con este descaro, un Presidente otorgó licencia a la extorsión en todo ámbito Nacional. Joaquín Balaguer oficializó la corrupción, que de todas maneras era rampante, pero sin ser oficializada. Hoy, en tiempos más modernos y avanzados, el silencio y las evasiones de responsabilidades de los incursos en peculado a través de la firma ODEBRECHT, las impunidades, las tramoyas del circo gubernamental, los privilegios a favor de responsables, los tecnicismos jurídico-legales, en otras palabras, las confabulaciones que se vislumbran en un teatro de histriones, evidencian mueva permisividad o licencia para nacionalizar el dolo, el peculado, el usufructo de Los Bienes Nacionales, las extorsiones, estafas, tráficos de influencias, porque cada modalidad es consecuencia de la licenciatura que dimana desde quien en primera instancia constitucional juró sobre una biblia no permitir el desorden como dolo Institucional. Obviamente me refiero al Presidente de La República dominicana Danilo Medina, a quien no puedo ni debo honrar con aqueste vocablo que lo califica de honorable, porque sus acciones muestran que carece de los méritos para tal distinción.