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 IMAGINACIÓN SOCIOLÓGICA
                   PARTE 2 DE 3

Por el hecho de que la definición otorgada por La Real Academia de la Lengua Española al vocablo “ inicuo ”, la universalidad escrituraria utiliza como “ nefasto o malo ” este vocablo “ inicuo “. Sin embargo, aún cuando aparece lúcida la respuesta como significado aceptado, no por racionalidad, otras connotaciones lo presentan como antítesis de los deméritos “nefasto y malo “. ¿ Como es esto ?. Sencillo: si descomponemos etimológicamente al vocablo “ inicuo ”, encontraremos dos componentes gramaticales que hacen la gran diferencia. Inicuo es el vocablo y su descomposición etimológica se comporta de la siguiente manera: “ in ”, es un prefijo de negación; “ icuo “ es un adjetivo calificativo que implica un concepto de equidad ( igualdad ).

Si como percibido y racionalizado el vocablo se circunscribe al concepto “desigualdad, por inigualable “, es obvio que por descomposición etimológica el vocablo “ inicuo ” íntegro contiene dos vertientes que tienen que ver con sus aplicaciones : una persona puede ser tan inicuamente mala, como tan inicuamente buena. Esto es, que una persona es tan mala, que no tiene igual, que nadie es tan malo como esta persona. Que una persona es tan buena, que no tiene igual por lo tanto nadie es tan bueno como esta persona; que no es comparable con otra respecto a la bondad.

Entonces, el rompimiento etimológico del vocablo de marras, rompre, valga la redundancia, con todo el esquema que pretenda presentarlo tan lineal y único como definido por La Real Academia de la Lengua Española. Implica todo esto, que la lucidez no debe ser categorizada, sino presentada como parte del cúmulo de vivencias existenciales adquirido en muchos medios ambientales. Implica también que Charles Wright  Mills debió llevar a consideración la relatividad lúcida hasta este plano cognitivo de cara a las defensas de sus postulados.

Parece obvio, que la cualidad mental reseñada pero no implícita, debe tener asiento en el cúmulo de vivencias existenciales de un ser humano, adquirido en sus medios ambientales históricos. Y a raíz de las inquietudes que producen los medios,  tratar de hallar respuestas razonables y racionalizadas  a cada cuestionamiento que nace de ello. Es extraordinariamente deseable el que los haberes cognitivos posean los valores intrínsecos consignados al encuentro fragmentario de verdades, de tal suerte, que una cualidad mental se halle pre- dispuesta a ser razonable, racionalizable y virtuosa de cara a las aclaraciones conceptuales que se logran precisamente tras las búsquedas de fragmentos de verdad. Solo así podrían ser útiles las cualidades mentales que propone Wright para la imaginación sociológica. Y solo así podría ser contundente la defensa de verdades aclaratorias desde un punto de vista literario, como fue origen de la ciencia apologética ante ponencia en los tribunales en sus momentos de interacción.

Para un profesionista, una cualidad mental tendría que tener los elementos cognitivos propios de los acondicionamientos  disciplinarios, pedagógicos y psico-pedagógicos de su oficio porque es parte de su mundo. Y desde el conocimiento previamente cultivado y bajo su dominio, se puede tener una visión más o menos amplia sobre el kosmos y una visión más o menos concebida sobre su propio protagonismo eventual y prospectivo. Para esta visión se supone

eche una mirada al labrado de su historia, pasar por el presente sin tener que discurrir mucho sobre él, pero vislumbrar su  proyección de cara al enfrentamiento con lo que pudiera parecer cierto, incierto o con lo que pudiera imaginar cambiante o cambiado a raíz de sus propias propuestas y metas. Eventualmente y tras el mismo fin, la cualidad mental seguirá suspendida sobre toda la universalidad cognitiva que en sus haberes idiosincráticos posea. Los cerebros  humanos  no adivinan, solo comparan y a base de comparaciones logran emitir juicios. Esos juicios podrían llegar a ser ilusiones ópticas por decirlo de alguna manera, en defecto de las incertidumbres que producen las comparaciones y por causa de que no hay fundamentos en propiedad  como diapositivas de imágenes en el cerebro para disecernir acertadamente sobre algo desconocido. Es cuando hace falta una cualidad mental que pueda producir razonamientos comprehensivos para justificar recapitulaciones tras las obtenciones de sus bases lúcidas. Pero… ¿ qué hay con respecto a seres humanos que carecen de profundidades cognitivas y que se desarrollaron adquiriendo un cúmulo de vivencias en medios dudosos de ambientación disciplinaria y educativa ?. ¿ Qué hay de los que nunca piensan en nada que no sea parte vivencial del día, que no repasan inquietos el labrado de su historia, que no tienen una mirada prospectiva, que viven en un limbo de probabilidades inciertas ?. Dicen que el vulgo es mayoría. El vulgo carece de cualidad mental y por ello está atado a los vaivenes que se suscitan en las sociedades; atado a las manipulaciones en todo orden: social, económico y político cual más insidioso y oportunista. La cualidad mental sugerida por Charles Wright Mills es una deseabilidad del espíritu y para muchos una utopía. Claro, si vamos a ir tras las deseabilidades vamos a contar con los que pueden hacer historia en tal dirección y vamos a por los medios disponibles en los campos sociológicos, utilizando también las capacidades disponibles para que una cualidad mental nos permita asimilar que hay luces más allá de túneles y que podríamos contar con razones lúcidas racionalizadas hasta donde sea posible para que precisamente arrojen luz en la empresa del conocimiento en todos los campos del saber. Para desarrollar la razón es necesaria la búsqueda de verdades y cómo encontrarlas no es tarea fácil, salvo cuando como inferido, se poseen haberes conceptuales aclarados dentro de lo que es cultura de cada persona en todo caso. Para hallar verdades y tener razones lúcidas es menester comenzar con un dogma de fe que establece que el principio de la sabiduría es el temor a Dios.

He querido deslindar un poco los aspectos sociológicos dentro del marco de la imaginación, de los aspectos dogmáticos y religiosos. Sin embargo, por necesidad surgen conceptos dogmáticos, debido a que la lucidez propuesta por el señor Wright está atada con eslabones a una cadena del conocimiento sobre la verdad no relativa, pero absoluta de cara a un dogma fehaciente para el logro de esa lucidez deseada. Ello, porque hay verdades probables y hay verdades dogmáticas que se tienen o se descubren por medio de racionalidad conceptual. Cabe preguntar aquí y entonces, ¿ son piadosas algunas mentiras ?.  Un ejemplo de racionalidad conceptual se halla en una fábula en la que un Rey que desea gobernar eficientemente a su país, solicita consejo a un sabio. El Rey prepara una extensísima carta al sabio solicitando consejo al respecto. El sabio, después de tomar tiempo leyendo la carta, tomó papel y lápiz y en el centro mismo del papel escribió una palabra en respuesta al Rey. Con tan solo una palabra, el sabio contesta una extensa carta enviada por el Rey. El sabio había escrito  solo la palabra “ modo ”. ¿ Qué debía implicar para el Rey esta respuesta ?. Por medio de la racionalidad

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