


EL PODER Y LA RAZÓN
El machismo es un mal de sociedades equivocadas que comienza enraizando en esa mini-sociedad a la que conocemos como familia. Dimana del dogma que como normal se implanta e implementa contra una prole, o contra todos los miembros de esta mini-sociedad familiar. Se hace parte del poder de mando patriarcal. Este poder, es el de un sistema que dirige los destinos de la familia por y a través de la figura de un caudillo. Llámase caudillo a la persona que asume la delantera como persona pre-dispuesta para atender los asuntos que surgen en el seno de esta sociedad pequeña. Un caudillo es un líder, visto desde ciertos ángulos, y un guía como considerado en este espacio que me ocupa. Es la persona que implementa prerrogativas a tenor con las necesidades en el conjunto de personas que componen la sociedad. Es un dirigente que se supone voluble, y persona capaz de llevar a buen recaudo sus encomiendas como tal. Es en última instancia un guía que depende de sus buenos criterios, que sabe tomar decisiones y someterlas a consenso. Como buen guía no debe ser unilateral, cuando sus decisiones y criterios envuelven a todos los miembros de la familia, o especialmente cuando con ellos dispone sobre asuntos que pueden lesionar intereses personales, y cuando esos intereses se van a soslayar, es decir, se echarán a un lado o simplemente cuando por desidia son obviados.
En la instancia de no ser buen caudillo patriarcal, por haber obtenido cultura con criterios unilaterales, queda entendido que es cuando los criterios adquiridos por generaciones de ideas propias y poco bondadosas dimanan de esas culturas con oscuras concepciones y por causa de estas no se es un guía sino que se pretende ser un Jefe. Un Jefe que supedita a todos los que están bajo su mando en el hogar, a seguir sus pautas fiel, servil y servicialmente, sí o sí, hasta llegar al enojo que delimita su bondad, estableciendo parámetros en circunstancias a menudo injustas y lesivas a intereses de todos o de cualquiera. Partiendo de una premisa equivocada como: ¡ Aquí el que manda soy yo!. ¡ Aquí el que decide soy yo!... el que tiene la última palabra !. ¡ Aquí se hace lo que yo diga... soy el que sabe, el hombre de la casa, el Jefe, el que dirige, aporta !.
¡ Cuanta equivocación... tanta falta de amor !. Predicar el amor sin llevarlo a la práctica es, como aplicar justicia injusta y propia, es como cargar la balanza con poder considerando el poder como una razón de peso, como un dogma aceptable, como una doctrina que otrora fue sustentación para "La Escuela de los Cínicos" fundada por Antístenes para Siglo lV A. de J.C en La Grecia Antigua. Este movimiento de gente inteligente como Séneca y el propio Antístenes, fue un movimiento filosófico anárquico o propio del desorden Institucional en el que la egolatría era característica individual y conforrme al enfoque que cada uno diera a determinadas acciones. Fue un movimiento muy impropio y carente de verdadera racionalidad por estar desposeido de elementos claros y buenos sino que de maneras y formas no fueron razonables. El machismo fue por obra y gracia de esta clase de pensamiento filosófico, desde que en cualquier momento el macho en el género humano se atribuyó el poder como medio de obtener la razón, mucho antes de tal movimiento y con ello, segregar del género masculino al femenino y de la prole para ser egocéntricos. De manera, que el machismo fue embebido de nuevo en la misma frase de los cínicos: El poder tiene la razón. Esto, para ser inculcado y segregador de géneros restando importancia al papel de la mujer en Las Sociedades. El hombre, utilizando ciertas premisas históricas tergiversando su papel en ella ha trastocado interrelación con su familia y supeditado a esta a obedecer sus mandatos, a veces por unilaterales y no por amorosos. A veces por egolatrías, y no por consensuados, por orgullosos y no por sencillos, por voluntariosos y medalaganarios, y no por bondadosos, empáticos y condescendientes. La Monumental equivocación!, que elonga, distiende y otorga voluntad indiscutilble por unilateral, pero por irracional e injusta.
Dicen que el diablo sabe más por diablo que por viejo. Implica que la inteligencia no está supeditada a la sabiduría, que la antigüedad no otorga la razón y el derecho implícitos, que la experiencia no es modelo de gestión si equivocada o fracasada. Implica que demasiadas veces hay que aprender hasta de los niños, jóvenes e hijos menores e inverbes. Implica que tener más edad no es óbice para creer que somos más sabios, para tenerlas todas con nosotros, para creer en nuestra infalibilidad, en nuestras perfecciones, en lo que nos parece porque nos da la gana, porque somos el Jefe, el macho de la especie, porque somos los únicos que aportamos dineros a la economía o los que aportamos más etc.
El machismo estigmatiza y cada estigmatización es un sello que se coloca para impedir el beso piel a piel, es un relajo o burla que exacerba, es una pared entre dos o entre muchos, es menosprecio, es desamparo, des-obligación, imprudencia, reafirmación del mal, máscara, debilidad que no fortaleza. El machismo socava, no construye, minimiza... no aumenta, denigra... no eleva, no enaltece. Somete... no libera, es cruel... no bondadoso. El machismo parte de premisas históricas equivocadas. El Creador del hombre trajo a este una compañera, no una esclava, una ayuda... no una empleada, una mujer... no un objeto, un complemento... no un capricho. el machismo, no educa...embrutece, no tiene a bien, antes a mal; No encauza... al contrario desvía, no es fortaleza... es debilidad, no es un rostro... es una máscara, un disfraz. No engrandece... al contrario, empequeñece, no es sabio, no enseña, grita... no razona.

