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 DESCONECTARSE

  ¡Quien pudiera emular el deseo de “ desconectarse” de este mundo disociador!. Parece debilidad en el espíritu no soportar individualmente la vida en paz, pero rodeada de hechos, situaciones y circunstancias que hacen de él un verdadero infierno. Pero, se trata de un mundo exterior que pudiera ser amenazante, de acuerdo. Sin embargo, el ser humano es un emprendedor de luchas incesantes a tenor con ello y todo lo adverso es un reto a la vida que con inteligencia y sabiduría, con ingenios y cultura de buenos haberes podemos y debemos enfrentar. No queda de otra que no sea concatenar vicisitudes con acciones remedales que nos permitan por lo menos vivir y disfrutar en algo esta azarosa vida. Azarosa, porque es como la pueden ver los que desean desconectarse. Ello, porque el cúmulo de vivencias ajenas penetra en sus espíritus y les causa daño. Pero…¿porqué les causa daño algo que no se provoca y que es apéndice cultural que proviene del exterior y no nace en sus propias  culpas?. Parece injusto el hecho de que seamos tan empáticos que nuestras condescendencias se hundan junto a los males de otros, que provocan otros. Que nos hallemos tan inmersos en los padecimientos cuando todavía no nos han tocado y sobre los cuales por deseos de supervivencia natural es probable tengamos que enfrentar en nuestra lucha incesante con este infierno en que nos ha tocado vivir. Desconectarnos porque se perciben los daños y colaterales que consideramos injustos y que conectamos con nosotros y nuestro futuro sin programar un modelo de gestión para completar el ciclo de vida que nos toque, no es el camino a seguir. En una instancia de primer orden y respondiendo a ese deseo inherente por la vida eterna que se conserva hasta un todavía en nuestros motivos y en nuestras razones, siempre es deseable un plan B. Llegar a conclusiones y deseabilidades nefastas de cara a devaluación de autoestima es el peor camino a seguir. Llegar hasta el extremo de considerar dubitando constantemente sobre el porvenir y dedicarnos a adivinarlo solo sería factible y producente, si lo hacemos para trazar el camino. Per…¿cómo llevar a cabo tal proeza?. No es fácil realmente transitar a priori por caminos futuros trazando un modelo de gestión para enfrentar vicisitudes, pero no es imposible y es además el único camino. Sin tener que vernos obligados a desconocer efectos y causas de los males que aquejan a la humanidad y que nos amenazan, es saludable pensar que en algún momento nos encontraremos abocados a padecerlos, sin importar nuestros apellidos. Que por lo tanto hasta que no lleguen esos momentos, tenemos tiempo de trazar ese plan B, que nos permita sacar fuerzas de flaquezas, ingenios circunstanciales y modos para no dejarnos vencer… y menos a priori. Claudicar no es el mejor remedio porque el daño es irreparable. Siempre tendremos a familiares cercanos que podrían ver el ejemplo estoico de quienes les anteceden en busca de soluciones. Claudicar es perder la oportunidad de mostrar a la posteridad que se puede, que es necesario hacer el esfuerzo. Pero para ello debemos acoger razones de peso como sustento a convicciones en las acciones que debemos tomar: Aceptar los retos, trazar el plan B, sin colocar piedras de tropiezos injustas en el camino. Nunca pensar que somos o estamos inútiles. Nunca pensar que algo se interpondrá en nuestros caminos y nunca podremos seguir adelante. Que si llega la guerra, tal vez servimos para pelar papas al ejército si no podemos esgrimir un fusil para vender cara nuestra humanidad. Que no hay alimentos: Entre todos ir al campo a recoger raíces, tallos tiernos y hojas tiernas para saciar nuestra sed alimentaria. Que nos tienen contra la espada y la pared: Voltear y asir la espada por los filos con las manos y ver qué es lo próximo que sucede, enfrentar la muerte con la vida que nos quede y si posible morir con dignidad aunque seamos cobardes. Un plan B nos permite diseñar y construir esperanzas. Poseemos las destrezas, la conciencia, y si nos blindamos, a las fuerzas del mal se les hará doblemente difícil enfrentarnos. Es el camino y siempre será deseable enfrentarlo entre dos o entre todos. Mejor son dos que uno escribió el sabio… que si uno cae, el otro lo levanta. ¿ O es que también vamos a desconfiar del aporte de nuestro consorte?. Si llegamos hasta ese punto, estamos perdidos.

 DUBITACIONES- ENSAYOS

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