top of page
 PUERTO RICO

¡Oh!... noble suelo y patria de honrosos labriegos, que abriendo melgas en tus montañas, sienten ser parte inherente a ellas. Que no por saña hacen porfías tras el fruto de sus entrañas horadando ansiosos en busca de tus bondades eternas. Tierra de ensueños y de grandezas, por las que mi alma suspira y por las que mi espíritu llora sintiendo el dolor angustioso de estar lejos. Lejos de las huellas que pisé muchas veces siguiendo el mismo camino que labré sin rigor y sin daños, porque aprendí a quererte como el que más y a llevar como alforja el recuerdo de tus amores. Cada que pienso en ti tierra amada, y en mi distancia, la nostalgia me invade todo el cuerpo y el espíritu. Mi piel se enerva y lloro deseando pedir perdón a quienes nunca he olvidado y jamás olvidaré porque son hijos de tus entrañas. Nunca he dejado de pensar en ti noble suelo, y de la historia que forjé no olvido el amor recibido en cada entorno que fuera espacio de mis vivencias. ¡ Cómo olvidarte!, si mis huellas son parte de tu historia. Si consagrada mi vida en tu regazo fui objeto del amor más honroso y digno que ser humano alguno halla recibido de parte de mis hermanos, tus hijos. ¡Oh madre patria mi Puerto Rico del alma!. Nací por segunda vez un 16 de agosto de 1967, al pisar con dieciocho años de vida la alfombra que me pusiste en el pasillo, umbral de entrada y de bienvenida, recibiendo el aval de tus bondades en la sonrisa de mi primer encuentro con uno de tus hijos. Y, fue presagio del amor que envuelto en papel de regalo guardabas para este servidor, hoy considerado tu hijo y quien sabe reconocerte madre para siempre o hasta que me asista memoria. Es imposible perder de vista lo que es hoy remembranzas de todo amor cosechado con semillas de tu esencia, porque no se toma agua contaminada de una fuente con agua tan pura y limpia como la que se recibe desde siempre en tu hermoso suelo. No tengo palabras para decirte amada tierra lo que pasa por mi espíritu y mi alma al escribir lo que puedo de tanto que quiero, para cantarte loas y darte las gracias antes que muera por todas las bondades que suavemente otorgaste como regalo de vida y felicidad a este alejado de ti, que interrumpiendo sus huellas en ti, de todas maneras nunca te olvida y nunca podría olvidarte. Lloro mi ausencia del polvo suave que fue alfombra de mi existencia. Lloro amargamente mi ausencia sobre las huellas que dejé impresas en cada lugar de mis vivencias, y lloro porque tengo miedo de morir sin volver a verte, más allá de mis 70 años de vida. Y, para que no sea demasiado tarde, debo pedir perdón a quienes creyeron en mi y que creen que los he olvidado: A Rubén mi amado hermano en Añasco, a mi amiga Hilda, a Salvador y esposa, Jorge López en Aguadilla, a Maneco, Doña Lidia y Don Toño, a todas mis clientas y clientes, amigos y amigas del alma. Mis ojos se anegan en lágrimas angustiosas recordando todas las maravillosas experiencias y los amores recibidos de todos y de los que no he nombrado por tan extensa lista. Gracias Añasco por permitirme disfrutar de tus virtudes, de tu gente hermosa y dulce, de mis hermanos oriundos de tus barrios y urbanizaciones. Y sin olvidar a Wanda  Oddiott,  a Papo, Don Féizal Marrero, a todos mis respetos y mi amor.

 DUBITACIONES- ENSAYOS

© 2023 Bio Beauty Care. Proudly created with Wix.com

  • w-facebook
  • w-googleplus
bottom of page