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NOSTALGIA Y DESTINO

El silencio es oscuro, pero mis pensamientos se ven, hablan y mi espíritu los escucha, los siente y los comprende. Soy viajero hacia un destino incierto. He viajado en un tren de la vida por muchos años de historia sin hazañas por lo que no soy héroe legendario. Heredero de la pobreza nunca he sido rico, salvo por obtener por conveniencias un conocimiento más profundo que el de ordinario. Y, con esta riqueza única he podido vadear los rápidos caudalosos de mis inmersiones en asuntos propios de mis vivencias. He comprendido a tiempo que debía buscar y hallar verdades para enriquecer las arcas cognitivas que he deseado llenar de sapiencias. Siempre hubo personas que puliendo mi ego me abochornaron de inteligente, sin pensar que no bastaba con ello. Ser inteligente no me hubiese conducido necesariamente a encontrar sabiduría, hay muchos inteligentes que se pierden en caminos bifurcados por falta de sabiduría, no han podido establecer en sus momentos cuál de los senderos escoger ante las bifurcaciones. Sin aclaraciones que provee la sabiduría no se pueden abordar caminos justos, apropiados y verdaderamente encauzadores hacia la perfección del Ser. El principio de la sabiduría es el temor a Dios, indicó el sabio y ha sido convicción de los que reciben  y aceptan instrucciones de aquél que es Alfa y Omega de la sabiduría. Siempre he tratado de ser diferente, no pertenecer a los de la escorrentía contínua hacia lo banal y chabacano. Nunca he deseado participar con el grupo de los más equivocados y he sido voluntario de la condescendencia y la empatía. Amo la filantropía desde sus parámetros sinceros y no desde las tribunas de ostentación. Solo soy pretencioso cuando se trastocan los postulados de la justicia, porque odio las injusticias. No me gusta el color negro de los buitres y mucho menos su oficio de buscar a indefensos que carecen hasta de respiración para victimizarlos por segunda vez, cuando ya la muerte los ha victimizado. El silencio es oscuro como el color de los buitres. Esos animales que como leñadores hacen festín del árbol caído. Los observo dubitativo, volar en círculos sobre mi persona y me pregunto en soliloquio:- ¿Será que me desean… será que estoy muerto y no me he percatado de ello… será… será?. Luego pienso en que los muertos son otros y no yo, que aún conservo la vida. Pero pese a ello, ha habido momentos en que la sabiduría no me asiste o la he echado a un lado, la he menospreciado y dado mis años a cruel. Es cuando busco la oscuridad del silencio para escuchar a través de mi espíritu, las quejas de mis pensamientos, sus inquietudes. Y, es cuando descubro que soy ese viajero nostálgico que va llegando a un destino incierto en medio de la oscuridad y el silencio. Me pregunto entonces: ¿ Donde he puesto mis esperanzas si he abandonado la fe?. ¿ Donde ha quedado mi sabiduría si no llevo conmigo expectativas sobre el porvenir?. Y, a propósito… ¿ cuánto del porvenir me queda?. Es probable que indolente trate de olvidar cuanto del porvenir me queda, aceptando eventualmente el destino que me toque. No debe ser así, pero el problema es, que no tengo anclas para fondear el barco de mi vida, el tren de mi vida viaja ya por las pendientes y el terreno escarpado y no he aprendido a tirar del freno siendo privilegiado y rico en sabiduría e inteligencia. El tren de mi vida viaja hacia un destino, el mío y todavía no se que hacer, tal vez como muchos, viajo hacia un destino incierto… por falta de fe en un Dios que se esconde de mi, no se porqué. Tal vez sea porque no he sabido hallarlo o le he puesto tropiezos para que no me encuentre.

 DUBITACIONES- ENSAYOS

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