Fue una empleada extraordinariamente eficiente. Todos los días de su histórica experiencia en aquél lugar fue presta a dar  gratis la milla adicional. Trabajadora incansable y sin horarios que nunca se adhirió a tiempo normal y justo porque en aquél recinto paradójico de filantropía solo se entraba por la puerta del comienzo cotidiano, sin la meta fija de una culminación vespertina. Como quien dice: “tu membresía te obliga porque eres de los nuestros “. En menoscabo de las prestaciones laborales, los extraordinarios tiempos bajo el dosel clerical fueron producto de la explotación inmisericorde, del desconocimiento adrede sobre los esfuerzos adicionales que no se circunscribían a horario justo y a la retribución meritoria de sus emolumentos. Noches enteras de insomnios gratuitas minando sus carnes, en aras del cumplimiento a la exagerada  gestión de un deber excesivo. ¡ Cómo me duelen sus desazones !. ¡ Cómo lamento el dolor de mi espíritu, al saber que los méritos se perdieron en el camino de la indiferencia !. Indolencia incircunspecta que hizo mutis volteando el rostro a no ver tal vez so color del discrimen de género o de la maldad escondida y camuflada en trajes filantrópicos para evitar descoyen los méritos de una extraordinaria entrega profesional. Tres, cuatro y hasta cinco oficios seglares, algunos de menosprecio a sus capacidades profesionales, siendo el alma de aquél cuerpo que sin ella hubiese muerto sin remedio. Cargó en sus bolsillos todo el lastre clerical de otros y en momentos de necesidad, mostrando su arrojo y valentía aún a expensas del minado de su espíritu. Aún a expensas de ello,  porque los indolentes trasegaban miradas  aviesas y animadversiones en contubernios lesivos al espíritu de esta excelente y competente profesionista. Fue secretaria extra oficio, a pesar de su profesionalidad y competencia en ella. Muchas veces en la cuerda floja, sintiendo que caía desde lo alto y que la indolencia por insufrible no tomaba en consideración el cincelado a golpes de martillo y sudor que labró su historia, dando formas a la circunspección y a la probidad de su honrosa forma de ser. Blanco  además de machismo ideológico circunscrito a la creencia en que a pesar de un mismo rango profesionista, la superioridad genérica es unilateral y propia de un privilegio varonil. Acusada por instigación diabólica de algunos detractores gratuitos y de mala voluntad, acudió a las instancias legales de verdadera filantropía que  propuso a través de un  modesto Juez la sentencia mediática de un “no a lugar ”, dejando sobre ascuas y  agazapado un mal de fondo anti-cristiano en el espíritu del contubernio. Algunos  pasaron sin dejar  huellas cristianas de buenos haberes, otros aún permanecen mediatizando la filantropía y al parecer triunfando sin ser vistos, pero  asqueando el faisán por deseado. Así es la crueldad oculta bajo la filantropía de los que se niegan a sí mismos, no por ser buenos cristianos, antes por lo contrario. Así se presenta el menoscabo híbrido por parte de los que parecen y no son, por parte de los que no pueden ver por ciegos el contubernio en sus narices. Así brotan de sus manos las injusticias, mientras ostentan un traje equivocado: el de la filantropía. Duele, duele extraordinariamente el que los llamados no son escogidos porque no rinden el fruto de su amor pregonado en púlpitos de injusticias con manos intensas entrelazadas y rostros compungidos y angelicales. ¡ Cómo creer en ellos… si son tan culpables del daño que ocasionan los del contubernio !. ¿ Acaso seré yo ? – preguntó Judas y sin embargo, el hábito sigue mostrando a un monje.