Se observa en relativa distancia que la esencia del amor que es Dios parece alejarse de los corazones del ser humano. Que la gestión disociadora del enemigo de la bondad y de toda hermosura inherente al amor contraviene la voluntad del Creador de todas las cosas. Como si el amor dejara de existir en el alma, como si la fe no fuera necesaria y las instancias de salvación en este mundo vanal no tuvieran valor alguno. Como si las concupiscencias hubiesen permeado todo el espíritu, el alma y el corazón de las personas. A raíz de ello pregunto: ¿ es deseable ser diferente ?. ¿ Es deseable la vida si Dios es la esperanza, o por el contrario no creemos que lo sea ?. ¿ Podría estar el amor ( Dios ) deseando salir de nuestros corazones o en contrario desea colocarse en un rinconcito de nuestas almas ?. He titulado esta confirmación de la fe: SI DIOS ES LA ESPERANZA. Si Dios es la esperanza entonces, la fe ocupará en nuestras vidas cada espacio en el espíritu, en el alma y en el corazón. Y seremos fieles y leales a nuestros principios; los mismos que crearon las bases para creer y entender que este Cristo que rememoramos hoy, llegó a ser adulto para enseñarnos de nuevo el camino que conduce al amor que es Dios. A ese amor que sentimos tu y yo por nosotros dos y que nos decimos día a día por medio de la voz que recorre una considerable distancia. Si Dios es la esperanza y es el amor, Él está en nuestros corazones uniendo nuestras manos y anhelando ser leal a sus inherencias para que sintamos, yo la dulzura de tus besos, la hermosura de tu voz, la empatía de tu espíritu, las bondades de tu alma y tu lindísima forma de ser. Si Dios es la esperanza, tus esfuerzos no serán en vano, tus sacrificios estan reseñados en el libro de la vida, tus palabras serán como semillas en terreno fértil, tu apostolado filial ya está siendo tomado en cuenta por este Dios de misteriosas sendas, que por amor se digna honrar tu presencia un día, en que rodeada de ángeles estarás exactamente frente al Rey de Reyes. Y será cuando desde las gradas, este servidor tuyo llore a lágrimas vivas de felicidad al verte hermosa sonreír, y en una mirada abarcadora que podría detenerse al verme, pensar que lo prometido es deuda, saldada contigo en aquél precioso momento. Dios te bendiga mi Reina y me permita seguir anhelando cada instante que he sublimado por causa de tus bellezas y dulzuras. Que este día sea una parada para reafirmar en ti cada propósito de amor bajo la premisa planteada de... SI DIOS ES LA ESPERANZA.